
Santa Misa
“Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe.” El espíritu de fe, la vida de fe, la costumbre de contemplar todo lo que nos ocurre a la luz de Dios, de la Providencia, de la permisión, de la ordenación y conducta, eternamente sabia y amorosa, de Dios. La fe da luz, fuerza, profundidad, anchura y plena quietud. ¡Bienaventurados los que creen!
Nosotros hemos resucitado con Cristo, nos hemos convertido en hombres nuevos, llenos de fuego y de espiritualidad. Cada día, en la santa Misa y en la sagrada Comunión, profundizamos todavía más esta nueva vida que se nos dio en Pascua, es decir, en nuestro santo Bautismo. En la práctica de la oración interior, de las santas lecturas y de los ejercicios espirituales poseemos otros tantos medios para alimentar y acrecentar esta vida. ¡Y, no obstante todo esto, continuamos siendo todavía hombres demasiado naturales, dominados por los intereses, las apreciaciones, la mentalidad, las convicciones y la manera de pensar del hombre puramente natural! ¡Qué lejos estamos aun de lo que debiéramos ser!
¿Vacilaremos todavía en poner manos a la obra de vivir, por fin, totalmente de la fe? Vivir así es “conservar en nuestras costumbres y en toda nuestra vida el espíritu de las fiestas de Pascua”.
Oración.
Te suplicamos, oh Dios omnipotente, nos concedas la gracia de que, habiendo concluido la celebración de las fiestas de Pascua, conservemos siempre su espíritu en nuestras costumbres y en toda nuestra vida. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén.
Fuente: Benito Baur, o.s.b., ¡Sed Luz!, p. 320s