Cuán provechosa es la consideración del infierno

Posted by: Nycticorax

Infierno - Caída de los ángeles
Caída de los ángeles

La consideración de las penas del infierno es en gran manera provechosa para muchas cosas. Lo primero, para movernos a los trabajos y asperezas de la penitencia, como se movía el bienaventurado San Jerónimo, el cual dice de sí mismo que, por el gran miedo que había concebido de las penas del infierno, se había condenado a hacer tan áspera penitencia en el desierto.
Aprovecha también, para vencer las tentaciones del enemigo, cuando a la primera entrada del mal pensamiento ponemos luego delante el horror de estas penas y apagamos la llama del deleite antes que arda con la memoria de las llamas que nunca se apagarán. Conforme a esto, se escribe de uno de aquellos Padres del yermo que, siendo una vez tentado del enemigo con un mal pensamiento, puso las manos sobre unas brasas de fuego para ver si podía sufrir aquel poco de calor, y como no lo pudiese sufrir, volvióse contra sí mismo y dijo: Si no puedo sufrir este poco de calor por un espacio tan breve, ¿cómo podré sufrir el fuego del infierno, que durará para siempre?
Aprovecha también esta consideración para despertar en nuestros corazones el temor de Dios, el cual es principio de la sabiduría y comienzo de la caridad y después de ella es el mayor freno que podemos tener para todo lo malo. Y, sobre todo esto, aprovecha grandemente para temer el pecado, visto el miserable galardón que por él se da, que es la muerte perdurable. Por lo cual es mucho de maravillar cómo los que esto creen y confiesan osan cometer una ofensa contra Dios.
Y aunque sean innumerables las penas del infierno, todas ellas se reducen a dos, que son pena de sentido y pena de daño. Pena de sentido es la que atormenta los sentidos y cuerpos de los condenados y pena de daño es el tener que carecer para siempre de la visión y compañía de Dios.
Estas dos maneras de penas responden a dos males y desórdenes que hay en el pecado: el uno de los cuales es amor desordenado de la criatura y el otro es menosprecio y desestima del Creador. Y porque entre estos dos males, el último, que es el menosprecio de Dios, es sin comparación mayor que el primero, por eso la pena de daño, que a este mal corresponde, es sin comparación mayor que la del sentido.

Fuente: Fray Luis de Granada O.P., Obra Selecta