Del amor que Dios nos tiene (III)

Posted by: Nycticorax

Cielo de noche 01 (01)

Este argumento y testimonio de tu amor, Señor, no para aquí; sino que pasa aún más adelante. Porque aun más claramente nos descubre esto la infinidad de cosas que Tú creaste, no sólo para provisión y mantenimiento del hombre, sino también para su recreación y regalo. Porque en aquéllas te muestras muy grande, Señor, para con tus criados, proveyéndolos abundantemente de todo lo necesario para el uso de la vida; mas en éstas muestras amor de padre a hijos, e hijos chiquitos y tiernamente amados, a los cuales suelen los padres proveer de cosas alegres para su gusto y recreación.
Pues ¿quién podrá explicar aquí la muchedumbre de cosas que para este fin creaste? ¡Qué de colores tan hermosos para la vista! ¡Qué de voces y músicas de hombres y de aves para el oído! ¡Qué de rosas y flores para el sentido del olfato! ¡Qué de sabores y diversidad de manjares para el gusto!

¡Qué de objetos tan admirables tiene la vista para tener siempre en qué recrearse, y, recreándose, aprovechar en el conocimiento del Creador! ¿Qué retablo hay más hermoso que el cielo estrellado? ¿Qué paños de verdor más graciosos que los campos floridos, y los ríos, con sus riberas entoldadas y ceñidas de arboledas? ¿Qué matices más perfectos que el color de los rubíes y esmeraldas? ¿Qué sedas más finas ni qué brocados más resplandecientes que los colores de algunas flores que hay, unas moradas, y otras amarillas, y de otros muchos colores? Si no fuera esto así, no dijera el Salvador en el Evangelio:
“Considerad las azucenas del campo cómo crecen: Os digo de verdad que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos” (Mt 6, 28).

Pues, procediendo más adelante por este tan espacioso campo de tus obras y maravillas, si es tan grande argumento de amor haber creado este tan grande y tan hermoso mundo, con tanta variedad de cosas que nos declaran tu amor, ¿cuánto mayor lo será haber creado a nosotros para Ti, conviene a saber, para hacernos participantes de Ti, esto es, de tu misma bienaventuranza y gloria? La cual, como a ninguna creatura pueda pertenecer por título de naturaleza, sino sólo a Ti, que eres Dios, síguese que con esta gracia nos hiciste en su manera dioses, pues nos hiciste partícipes de la gloria de Dios.

Fuente: Fray Luis de Granada O.P., Obra Selecta