Dos órdenes de virtudes (IV)

Posted by: Nycticorax

Ópera 01 (01)

Todo esto nos declara bastantemente la importancia de estas virtudes (exteriores), dejando en su lugar y no derogando a la dignidad de las otras (interiores), que son mayores. De todo lo cual se podrá colegir la diferencia que hay entre las unas y las otras; porque las unas son como fin; las otras, como medio para este fin; la unas, como la salud; las otras, como medicina con que se alcanza la salud; las unas son como el espíritu de la religión; las otras, como el cuerpo de ella, que, aunque es menor que el espíritu, es parte principal del compuesto y de que tiene necesidad para sus operaciones; las unas son como tesoro, y las otras, como llave con que se guarda este tesoro; las unas son como la fruta del árbol, y las otras, como las hojas que adornan el árbol y conservan la fruta en él. Aunque en esto falta la comparación, porque las hojas del árbol, de tal manera guardan el fruto, que no son parte del fruto; mas estas virtudes, de tal manera son guarda de la justicia, que también son parte de la justicia, pues todas éstas son obras virtuosas que, ejercitadas en caridad, son merecedoras de gracia y gloria.

Esta es, pues, hermano, la estima que debes tener de las virtudes de que hemos tratado, que es lo que al principio de este capítulo propusimos, y con esta doctrina estaremos seguros de dos extremos viciosos, que es de dos grandes errores que ha habido en el mundo en esta parte, el uno, antiguo, de los fariseos, y el otro, nuevo, de los herejes de este tiempo.
Porque los fariseos, como gente carnal y ambiciosa y como hombres criados en la observancia de aquella ley, que aun era de carne, no hacían caso de la verdadera justicia, que consiste en las virtudes espirituales, como toda la historia del Evangelio nos lo muestra. Y así se quedaban, como dice el Apóstol, con la imagen sola de la virtud, sin poseer la substancia de ella, pareciendo bueno en lo de fuera y siendo abominables en lo de dentro.

Mas los herejes de ahora, por el contrario, entendido este engaño, por huir de un extremo vinieron a dar en otro, que fue despreciar del todo las virtudes exteriores, cayendo, como dicen, en el peligro de Escila por huir de Caribdis. Mas la verdadera y católica doctrina huye de estos dos extremos y busca la verdad en el medio; y de tal manera la busca, que, dando su lugar y preeminencia a las virtudes interiores, da también el suyo a las exteriores, poniendo las unas como en el orden de los senadores y las otras como en el de los caballeros y ciudadanos que componen una misma república, para que se sepa el valor de cada cosa y se dé a cada una su derecho.

Fuente: Cf. Fray Luis de Granada O.P., Obra Selecta