La Inmaculada Concepción de María (III)

Posted by: Juan Sobiesky

Inmaculada Concepción 09 (15)

III. María Inmaculada, honor del pueblo español. - Nuestros motivos de júbilo y regocijo no quedan agotados con lo enumerado hasta aquí. Como hijos de España podemos elevar nuestra mirada a la Reina sin mancilla y gritar alborozados como en otro tiempo los habitantes de Betulia a Judit: «Tú eres el honor de nuestro pueblo.»

En efecto, ¿qué otra nación puede ostentar los títulos que nosotros poseemos a llamarnos hijos de la Inmaculada? España no solamente le ofrendó defensores acérrimos de su privilegio singularísimo con el Beato Raimundo Lulio, el eximio teólogo Suárez, la extática María de Jesús de Agreda y el P. Pedro de Alba; no sólo dio a luz al egregio pintor de la Inmaculada Esteban Murillo; no sólo convirtió sus Universidades en Cátedras de la Reina Purísima. España hizo más. Por medio de sus representantes, los católicos monarcas, apremió repetidas veces al Sumo Pontífice a que declarase dogma el privilegio de la Concepción sin mancha de María; y, adelantándose a las demás naciones, tributó culto público a la Purísima Concepción; fundó ya en el siglo XVI una Orden dedicada a la Inmaculada: las Concepcionistas Franciscanas de la Beata Beatriz de Silva; consagróse a la Reina sin mancilla en muchas de sus Corporaciones oficiales, y la aclamó, por fin, en 1759, Patrona de sus Reinos y de sus Indias.

¡Cuán justo es que María extendiera su manto azul sobre esta nación y nos distinguiera con el título de sus patrocinados!
Mostrémonos dignos de tan ilustres antepasados por nuestra devoción al misterio de la Inmaculada Concepción. Seremos verdaderos devotos de María cuando sepamos ser verdaderos adoradores de su Hijo. Que se plasme, pues, el júbilo que despiertan nuestras glorias en propósitos eficaces de ser tal cual Jesús pide y exige de nosotros, de ser puntos luminosos en medio de las tenebrosidades de este mundo, ya que como faro de luz bajó a este valle de aterradoras tinieblas la Reina Inmaculada el día de su Concepción. Será el mejor obsequio que podremos ofrendar a nuestra Madre en su día.

Fuente: Joaquín Sanchis Alventosa, o.f.m., Misal Meditado