La Intercesión de María

Posted by: Ioseph

Coronación de la Virgen 02

A continuación, unos párrafos sobre la función de intercesión de la Santísima Virgen María:

“Es un tema de dulce y profunda contemplación la oración de María aún en su vida mortal y viadora. Para entrar en este paraíso, nos hace falta saltar por encima de los coros angélicos, cuyo amor y adoración son para nosotros, sin embargo, un ideal muy alto de ascenso hacia Dios; pero cuando se trata de María, “rezar como un ángel”, es decir demasiado poco. Su oración está al nivel de su santidad; esta Virgen sobrepasa a todos los ángeles en familiaridad divina; mucho más que ellos está fundida, diluida en Dios, adentrada en sus designios, colmada de su poder, abrasada en su amor. ¡Oh! ¿Qué podemos saber y decir de su oración, ya sea en el momento de la Encarnación, o en la gruta de Belén, cuando nacía su divino Hijo, o en el Calvario, o en el Cenáculo? Con esta Hija del Altísimo vivimos siempre en las alturas; con todo... debemos subir aún más, ya que la mediación de María se ejerce ahora en la gloria de los Cielos. Sabemos que en ese lugar, todo se vuelve regocijo, todo se consuma y llega a su término en las condiciones de perfección que jamás hemos visto y no podemos comprender; lo mismo hay que decir de la santidad y de la intercesión de nuestra Madre... ¿Podremos contemplarla tan grande y tan misericordiosa sin amarla más, sin confiarnos más en su oración y en su tierna solicitud? Elevemos pues los ojos hacia el trono de María y procuremos darnos cuenta de las condiciones admirables en que se produce su mediación de intercesión.

“En cuanto Madre de Dios y de los hombres, en calidad de mediadora universal, Ella hace llegar su solicitud a todos y a todo. Cuando su mirada se vuelve hacia Dios, al punto ve, sin ansiedad ni duda, a todos y cada uno de los hombres, sus acciones y situaciones, sus necesidades y los designios de Dios sobre ellos; incluso penetra hasta sus pensamientos, puesto que todo esto le compete. Estamos bajo su mirada y podemos decir que estamos en su presencia. Cuando S. Luis María de Montfort nos exhorta a hacer todas nuestras acciones en unión con la Santísima Virgen, a permanecer interior y exteriormente en su dependencia, sabemos que a todos nuestros actos de abandono y de confianza, que a todas las elevaciones de nuestra alma hacia Ella, corresponde de su parte también una mirada o una oración que, a menudo nos previene de algún peligro, sobrepasa nuestros deseos demasiado débiles y colma abundantemente nuestra indigencia.

“¡Qué bellos y fecundos pensamientos se expanden en el alma cuando se medita sobre esta oración incesante de María! Esta Virgen está, también en esto, inseparablemente unida a Cristo. Él está a la derecha del Padre, siempre vivo e intercediendo por nosotros, y María está a la derecha de Cristo, orando con Él y por Él. Sobre la tierra, su oración y su contemplación fueron continuas; en el Cielo Ella continúa esta sublime función. ¡Qué importante lección, qué luminoso ejemplo! Contemplémosla bien y comprenderemos el precepto de Jesús: “es necesario orar siempre”; porque en esta gran obra que es la distribución de las gracias, María por sobre todo intercede. Es su función principal, y sin su oración unida a la intercesión del Salvador, nada se haría por la salvación del mundo. ¡Qué enseñanza para quien quiere trabajar por la salvación de las almas! ¿No es evidente que el espíritu de María es un espíritu de oración y que en esto Ella es la fidelísima Esposa de este Espíritu divino, llamado en la Escritura “un espíritu de gracia y de oración”, Spiritum gratiae et precum? (Zac. 12,10). ¡Ah! Pidamos a esta Virgen bendita que nos haga participar eminentemente en ella a todos aquellos que quieran pertenecerle de una manera más estrecha. Ya sea que se trate del estado religioso, del sacerdocio, o solamente de la perfecta Devoción, recordemos que la oración es la principal función de los estados consagrados y de las almas dedicadas al apostolado.”

Fuente: R.P. Antonin Lhoumeau, La Vida Espiritual en la
escuela de San Luis María Grignion de Montfort