La perfección y el sacrificio (I)

Posted by: Ioseph

Autoflagelación 01 (01)
Autoflagelación

I. La perfección no está en el sacrificio.
II. Mi aberración.
III. Mis fracasos.
IV. Pero ¿sería más perfecto sacrificarse?
V. Hay sacrificios que son necesarios. En qué medida.
VI. El miedo al sacrificio.

I. La perfección no está en el sacrificio. - La perfección en sí no exige de mí el sacrificio de mi satisfacción; lo que me pide es sólo que la coloque (a mi satisfacción) en su lugar, esto es, en segundo término. Así por ejemplo, en el comer y en el beber no me exige sacrificios extraordinarios; puedo usar de las cosas que Dios me da, sin faltar en manera alguna a la perfección; lo esencial es que, en primera intención, lo haga por la gloria de Dios. "Sea que comáis, sea que bebáis", dice el Apóstol; no dice que no comamos ni que no bebamos. Comed y bebed, esto no es contrario a la perfección; hacedlo, pero al hacerlo, hacedlo por la gloria de Dios. Lo que se necesita es que ni el placer ni la necesidad de comer o de beber sean el móvil dominante, la final y, sobre todo, la exclusiva intención del acto, porque en esto consiste la imperfección. Es necesario que el móvil eficazmente preponderante, que la intención principal sea, si no actualmente, por lo menos virtualmente, la gloria de Dios: en esto consiste la perfección. Esta cuestión de la intención actual y virtual será explicada más adelante.

La idea específica de la perfección no finca en el sacrificio de mi satisfacción. Puesto que supongo que mi satisfacción es permitida y que no hay en ella ofensa de Dios, no está en contradicción con su gloria, no hay incompatibilidad alguna entre una y otra; basta que yo subordine la una a la obediencia de la otra y que las coloque en su orden esencial. Lo repito: la perfección no consiste en el sacrificio, sino en poner las cosas en su verdadero punto.

Fuente: R. P. José Tissot, La vida interior