La práctica de la humildad (XI)

Posted by: Ioseph

San Francisco de Asís 08 (44)
San Francisco de Asís apedreado por niños

Para crecer más en esta virtud y para endulzar y familiarizarte con las humillaciones te sería muy provechoso que te representaras a menudo en la imaginación las afrentas que te pueden sobrevenir y te esforzaras en aceptarlas, aun a costa de la naturaleza recalcitrante, como prenda segura del amor que Dios te tiene y como medio seguro de santificación. Quizá para ello tendrás que sostener muchos combates; pero sé valiente y esforzado en la pelea hasta que te sientas firme y decidido a sufrirlo todo con alegría por amor de Jesucristo.

Que no pase un solo día sin que te hagas los reproches que te podrían dirigir tus enemigos, no sólo para endulzártelos por anticipado, sino para humillarte y para despreciarte a ti mismo.
Si luego, en medio de la tempestad de alguna violenta tentación, te impacientas y te lamentas interiormente al ver cómo te prueba Dios, reprime en seguida esos movimientos y di contigo mismo: ¿podrá quejarse un ruin y miserable pecador como yo de esta tribulación? ¿Por ventura no he merecido castigos infinitamente más duros? ¿No sabes, alma mía, que las humillaciones y los sufrimientos son el pan con que te ha socorrido el Señor a fin de que te levantases de una vez de tu miseria e indigencia? Si lo rehúsas, te haces indigna de él y rechazas un rico tesoro, que quizá te será quitado para dárselo a otros que hagan mejor uso de él. El Señor quiere hacerte del número de sus amigos y discípulos del Calvario, y tú, por cobardía, ¿vas a huir el combate? ¿Cómo quieres ser coronado sin haber peleado? ¿Cómo pretendes el premio sin haber sostenido el peso del día y del calor?

Estas y otras consideraciones semejantes encenderán tu fervor y excitarán en ti el deseo de llevar una vida de sufrimiento y de humillación como la de nuestro Salvador Jesucristo.

Fuente: Gioacchino Pecci (Luego León XIII), La práctica de la humildad