La rectitud

Posted by: Lotario de Segni

Plinio Correa de Oliveira 01 (01)
Dr. Plinio Corrêa de Oliveira

Cuando un alma recibe gracias de Nuestra Señora, es muchas veces tocada tan a fondo que el demonio se ve imposibilitado de obrar sobre ella. Cuando éste percibe tal imposibilidad, le propone, entonces, la falta de rectitud. Es decir, un término medio, en función del cual el alma, sin abandonar aquello que amó, pasa a amar aquello que abandonó. No hay aquí un juego de palabras; voy a dar un ejemplo para que el tema sea bien entendido.
Una persona tiene un problema que no quiere ver ni explicitar para sí misma; y esto le da una mezcla de placer y sufrimiento, en el cual ella se deja revolcar, por la satisfacción de una cosa mal explicada en el alma. Y, por falta de rectitud, el microbio que posee en la propia alma se transforma en una cobra, la cual puede venir a ser una boa. Y al cabo de uno, dos, cinco años ella está en una crisis, en una crisis enorme. ¿Cuál fue el origen de esa crisis?

El punto inicial fue un problema para el cual la persona no quiso abrir los ojos, respecto del cual no quiso abrirse hacia nadie, ni recibir un consejo o una refutación. Desvió sus pasos del camino recto, el cual sería el siguiente:
Primero, reconocer:
“tal punto constituye en mí una dificultad.” Segundo: “no puedo continuar así. Tengo que abrirme hacia alguien, y rezar a Nuestra Señora para ver claro.” Tercero: “aunque yo no vea claro, mi fidelidad en nada se altera” (…)

Pero si la persona sale del verdadero camino, comienza a andar en diagonal, y de andar en diagonal resbala muy lejos.
Si el demonio la hubiese tentado en algún punto donde ella adhiere mucho, la persona lo hubiese rechazado; entretanto, el demonio la tienta en un punto pequeño, y se inicia así el camino torcido, en diagonal. No es el camino hacia abajo, directo hacia el infierno, sino torcido intencionalmente: cada paso la aparta un poco más; al cabo de algún tiempo la persona fue llevada muy lejos, adonde no quería. ¿Por qué es llevada muy lejos? Porque le faltó rectitud.

Así somos nosotros con casi todos nuestros defectos. Para decir poco, no gustamos de mirarlos de frente y, cuando los analizamos, sólo reconocemos los que saltan a nuestros ojos y no podemos negarlos. Entre tanto, no abrimos enteramente el mapa de nuestra mentalidad; no tenemos el coraje de censurarnos de frente y totalmente, buscando los agravantes, punto por punto, implacablemente.

Fuente: Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, Un recto camino hacia la santidad, extracto de una conferencia del 19/11/78, Revista “Dr. Plinio”, nº 168, marzo de 2012