La verdadera amistad

Posted by: Lotario de Segni

Santos Domingo y Francisco 01 (01)
Santo Domingo y San Francisco

Santo Tomás de Aquino enseña que la amistad es un amor benévolo, que ama al amigo por sí mismo, y no un amor concupiscente que le ama en propio o ajeno beneficio, es decir, para utilidad o deleite propio o ajeno.
Pero no basta que el amor sea benévolo para constituir amistad. Es preciso, además, que sea mutuo, esto es, con reciprocidad. De ahí el dicho
“el amigo es amigo de su amigo”. Por benévolo o verdadero que sea un amor, no es amistoso si no es correspondido. ¡Cuántos corazones se consumen amando sin hallar eco en el corazón amado!

Tampoco la benevolencia y la reciprocidad juntas integran el concepto de amistad. Se requiere, como tercera propiedad, la compartición de un bien, que es el verdadero fundamento del mutuo amor. Esta compartición no significa solamente el trato y amable convivencia entre los amigos. Esto, más que causa es efecto de la amistad, aunque luego contribuya grandemente a consolidarla. La verdadera raíz de la amistad es la posesión de un bien que une a los amigos. Por lo cual, cuanto el bien común sea más esencial y la comunicación más profunda, más hondo será el fundamento de la amistad. Por lo tanto, la
similitud, dirá Santo Tomás, es la causa radical del amor. Esta comunión vital será el manantial más abundoso de la amistad.

Por lo demás, este mutuo amor sincero deriva en trato, entrega y convivencia, en gran manera provechosas y deleitables. La misma Sagrada Escritura proclama los bienes de la amistad:
“Un amigo fiel es poderoso protector; el que lo encuentra halla un tesoro. Nada vale tanto como un amigo fiel; su precio es incalculable. Un amigo fiel es remedio saludable…” (Eccl. 6, 14-16)

Es, pues, la amistad un amor benévolo y mutuo fundado en un bien en común. Es, por ende, el más noble y puro de los amores,
la base sobre la cual se edifica la caridad, que por su nombre significa un amor perfectísimo, pues procede del griego “járis” que significa gracia y benevolencia, y procede del latín “carum” que significa caro o de gran precio.
Santo Tomás subraya esta significación diciendo:
“la caridad añade sobre el amor cierta perfección de amor, en cuanto lo amado es tenido en gran precio”, “la caridad incluye un amor sobreabundantísimo, porque tiene al amado en precio inestimable”. Nada de extraño, pues, que con este nombre se signifique la amistad sobrenatural del hombre con Dios, que es el más estimable y precioso de los amores.

Fuente: Cfr. R.P. Marceliano Llamera, O.P., Introducciones al tratado de la caridad, Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, tomo VII, B.A.C., Madrid, 1959