Meditación de la soledad de María

Posted by: Ioseph

Virgen de los Dolores 01 (01)

Preámbulo: "Stabat Mater"
 
"Stabat mater dolorosa,
juxta crucem lacrimosa"
 
Estaba la Dolorosa,
junto al leño de la Cruz.
¡Qué alta palabra de luz!
¡Qué manera tan graciosa
de enseñarnos la preciosa
lección del callar doliente!
Tronaba el cielo rugiente.
La tierra se estremecía.
Bramaba el agua... María
estaba, sencillamente.
 
 
Composición de lugar 
 
Palidecidas las rosas 
de tus labios angustiados; 
mustios los lirios morados 
de tus mejillas llorosas; 
recordando las gozosas 
horas idas de Belén, 
sin consuelo ya y sin bien 
que sus soledades llene... 
¡miradla por donde viene, 
hijas de Jerusalén! 
 
 
Meditación 
 
Virgen de la Soledad,
rendido de gozos vanos, 
en las rosas de tus manos 
se ha muerto mi voluntad. 
Cruzadas con humildad 
en tu pecho sin aliento, 
la mañana del portento, 
tus manos fueron, Señora, 
la primer cruz redentora: 
la cruz del sometimiento. 
 
Como tú te sometiste, 
someterme yo querría: 
para ir haciendo mi vía 
con sol claro o noche triste. 
Ejemplo santo nos diste 
cuando, en la tarde deicida, 
tu soledad dolorida 
por los senderos mostrabas: 
tocas de luto llevabas, 
ojos de paloma herida. 
La fruta de nuestro Bien
fue de tu llanto regada: 
refugio fueron y almohada 
tus rodillas de su sien. 
Otra vez, como en Belén, 
tu falda cuna le hacía, 
y sobre Él tu amor volvía 
a las angustias primeras... 
Señora: ¡si tú quisieras 
contigo le lloraría!
 
Coloquio 
 
Por tu dolor sin testigos, 
por tu llanto sin piedades, 
Maestra de soledades, 
enséñame a estar contigo. 
Que al quedarte Tú conmigo, 
partido ya de tu vera
el Hijo que en la madera 
de la Santa Cruz dejaste, 
yo sé que en Ti lo encontraste 
de una segunda manera. 
 
En mi alma, Madre, lavada 
de las bajas suciedades, 
a fuerza de soledades, 
le estoy haciendo morada. 
Prendida tengo y colgada 
ya mi cámara de flores. 
Y a humear por los alcores 
por si llega el peregrino 
he soltado en mi camino 
mis cinco perros mejores. 
 
Quiero yo que el alma mía, 
tenga, de sí vaciada, 
su soledad preparada 
para la gran compañía. 
Con nueva paz y alegría 
quiero, por amor, tener 
la vida muerta al placer 
y muerta al mundo, de suerte 
que cuando venga la muerte 
le quede poco que hacer. 
 
 
Oración final 
 
Pero en tanto que Él asoma, 
Señora, por las cañadas, 
–¡por tus tocas enlutadas 
y tus ojos de paloma!–
recibe mi angustia y toma 
en tus manos mi ansiedad. 
Y séame, por piedad, 
Señora, del Mayor Duelo, 
tu soledad sin consuelo 
consuelo en mi soledad.
  
        José María Pemán