Quien no se haga como niño no entrará en el Reino de los Cielos

Posted by: Nycticorax

Jesus y los ninios 01 (01)

El niño se olvida, se ignora, se abandona, tal es la razón de su candor y de la ausencia de ese volverse sobre sí mismo. Considérense, en este sentido, las finas y juiciosas observaciones de San Francisco de Sales en su plática sobre la simplicidad:
“Un niño, mientras es pequeño, está reducido a una gran simplicidad que hace que no conozca otra cosa que su madre; en este amor, una sola pretensión, que es el seno de su madre; estando recostado sobre este seno bienamado, no quiere más. El alma que posee la perfecta simplicidad no posee más que un amor, que es Dios; y en este amor no tiene sino una sola pretensión: la de descansar sobre el pecho del Padre celestial; y allí, como un hijo amoroso, hacer su morada, dejando enteramente todo cuidado de sí mismo a este buen Padre, sin que jamás se preocupe esta alma por nada, si no es por permanecer en esta santa confianza; ni siquiera los deseos de las virtudes y de las gracias que le parecían ser necesarias la inquietan en lo más mínimo. No descuida nada de lo que encuentra en su camino; mas tampoco se apresura a buscar otros medios de perfeccionarse que los que le son prescritos”.

Y más adelante:
“Los niños, que ciertamente Nuestro Señor nos señala como modelo de nuestra perfección, no tienen, por lo general, ninguna preocupación, sobre todo en presencia de su padre y su madre. Se mantienen unidos a ellos sin volver los ojos ni mirar ni sus satisfacciones, ni sus consolaciones, que aceptan de buena fe, regocijándose con simplicidad, sin curiosidad por considerar sus causas o sus efectos…”

“Este ejercicio de abandono continuo de uno mismo en las manos de Dios comprende excelentemente toda la perfección de los otros ejercicios en su más perfecta simplicidad y pureza…los amantes espirituales, esposas del Rey celestial, se miran de tiempo en tiempo como las palomas que se hallan junto a las aguas purísimas, para ver si están adornadas al grado de su amante; y esto se hace en los exámenes de conciencia, a través de los cuales se limpian, purifican y adornan lo mejor posible, no para ser perfectas, no para satisfacerse, no por deseo de su progreso en el bien, sino para obedecer al Esposo, por la reverencia que le tributan, y por el extremo deseo que tienen de darle contento.”

“Estas simples palomas no emplean un cuidado ni muy largo ni muy apresurado en lavarse y prepararse, porque la confianza que su amor les da de ser grandemente amadas aunque indignas, les quita todo apresuramiento y desconfianza de no ser lo suficientemente bellas, además que el deseo de amar, más que el de prepararse, les suprime toda curiosa solicitud”.

Fuente: R.P. Antonin Lhoumeau, La Vida Espiritual en la
escuela de San Luis María Grignion de Montfort