San Juan Crisóstomo y la luz de la Fe que debe iluminar

Posted by: Corim

San juan Crisóstomo

Hoy, 13 de septiembre, es la memoria litúrgica de San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia.
 
"Nació en Antioquia hacia el año 349; después de recibir una excelente formación, comenzó por dedicarse a la ascética. Más tarde fue ordenado sacerdote y ejerció con gran provecho el ministerio de la predicación. En el año 397 fue elegido obispo de Constantinopla, cargo en el que se comportó como un pastor ejemplar, esforzándose por llevar a cabo estricta reforma de las costumbres del clero y de los fieles. La oposición de la corte imperial y de los envidiosos lo llevo por dos veces al destierro. Acabado por tantas miserias, murió en Comana, en el Ponto, el día 14 de septiembre del año 407. Contribuyó en gran manera, por su palabra y escritos, al enriquecimiento de la doctrina cristiana, mereciendo el apelativo de Crisóstomo, es decir, Boca de Oro". (Liturgia de las horas, propio de los Santos).
 
Citaremos hoy para la reflexión, parte de la homilía que pronunció antes de salir al destierro: “
Muchas son las olas que nos ponen en peligro, y una gran tempestad nos amenaza: sin embargo, no tememos ser sumergidos porque permanecemos de pie sobre la Roca. Aun cuando el mar se desate, no romperá esta Roca; aunque se levanten las olas, nada puede contra la barca de Jesús. Decidme, ¿qué podemos temer? ¿La muerte? Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia. ¿El destierro? Del Señor es la tierra y cuanto la llena. ¿La confiscación de los bienes? Nada trajimos al mundo; de modo que nada podemos llevarnos de él.
 
El santo nos pone a nuestra consideración el tema de la barca sacudida por la tempestad. En la Barca vemos representada a la Santa Iglesia; y en la tempestad vemos el mundo, cuyo príncipe es el mismo demonio, con sus modas de pensamiento, con sus ideologías, sus contradicciones y sus idolatrías.
 
A lo largo de la historia, esta tempestad del mundo sacudió fuertemente la Santa Barca de la Iglesia; mas nunca consiguió dañarla gravemente ni mucho menos hundirla; ya que el mismo Cristo nos prometió que “
las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella”; y también: “Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo”. Cristo nos asegura Su misma presencia en la Iglesia; El está presente en la Santa Eucaristía; en Su palabra viva que está contenida en la Sagrada Biblia y cuya interpretación sólo corresponde a la Iglesia Católica; asimismo está presente en la jerarquía eclesiástica, en los sacerdotes  y obispos unidos al Santo padre; y está presente en la Tradición de la Iglesia por la cual nos llega a nosotros todo el tesoro espiritual de siglos, de vida y de fe de la misma Iglesia. Por lo tanto estar unidos a esta Iglesia es estar unidos a la Verdad, a la Roca firme que es Cristo. Al estar en la Verdad, en la Iglesia, ya no hay lugar para la confusión, ni para el temor, ni para el error; pues estamos armados con la Tradición, la Palabra de Dios, y la Eucaristía. El mundo con sus engaños puede querer arrastrarnos y hasta por momentos parecerá que nos hundimos en el mar tempestuoso, pero no sucumbimos por estar amarrados firmemente a la Roca.
 
Ahora bien, este estar seguros y firmes de que estamos en la verdad de la Fe y que vivimos unidos a Cristo por nuestra fidelidad a Su Iglesia debe despertar nuestro celo apostólico; pues es cada vez mayor la tragedia de muchas personas que sucumben en el mar del mundo atraídos por sus engaños y sus seducciones; por el facilismo reinante que presenta una vida sin compromiso, sin sacrificio. Son muchas las almas que se condenan y que se condenaran porque abrazaron el error e hicieron de la apostasía el ideal de sus vidas al unirse a ideologías que llevan a la muerte. No nos dejemos dominar por la indiferencia y la comodidad, porque haber recibido el Don de la Fe no es por mérito nuestro sino por pura Misericordia de Dios. Por lo tanto, al estar seguros en la Verdad y querer ser fieles a Cristo, debemos comenzar ya mismo nuestra conquista para Cristo Rey, del mayor número posible de almas. Al ver cómo cada vez es mayor el número de almas que caen seducidas por los engaños del mundo y son arrastradas al fuego del infierno, no nos podemos quedar con los brazos cruzados.
 
El primer paso es la oración ferviente por la conversión de los pecadores al Corazón Inmaculado de María, y el Santo Rosario es el camino mas eficaz para obtener de Dios esta gracia a través de Su Madre; luego viene la importancia del testimonio de vida cristiana y el ofrecimiento a Dios del propio deber cumplido con perfección; y también alguna pequeña o grande mortificación. Y sólo después de esto optar por la palabra; sabiendo que la “palabra mueve pero que el ejemplo arrastra”. Nadie está exento de esta obligación de Caridad que es el apostolado; primero en nuestra familia y luego con los vecinos, o compañeros de trabajo o estudio; es la mayor obra de Caridad que podemos hacer con la ayuda de Dios.
 
Que San Juan Crisóstomo nos alcance de Dios Nuestro Señor esta gracia, que no pasemos indiferentes ante nuestros hermanos que yacen sepultados en la desgracia de no contar con la amistad de Dios, y que están ciegos por el error en el  que los sumergió el mundo.
 
 El precioso Don de la Fe que Dios nos regalo, debe germinar y dar fruto “en toda clase de obra buena”, para que haciendo todo por amor a Dios y por la conversión de los pecadores “demos gloria a Dios en todo”.