Santidad Argentina (VII)

Posted by: Corim

 Madre María Benita Arias 06 (08)
Un Colegio de la Congregación, Años 70

Madre María Benita Arias. Sexta parte.
 
Ya hemos considerado, en la entrega anterior, los trabajos y dolores que tuvo que pasar la Madre Benita antes de ver realizado su sueño de fundar una Congregación dedicada al culto Eucarístico y a la Caridad. En esta parte vamos a seguir los pasos de la fundación de la primera casa de las Siervas de Jesús Sacramentado.
 
La Madre Benita fundó la Casa Madre de su Congregación al lado de la Iglesia del Carmen, en calle Rodríguez Peña, entre Córdoba y Paraguay, de la ciudad de Buenos Aires. Si bien tenía ya donado un terreno ubicado entre las calles Corrientes y Yatay, pero era un lote vacío y no había mucho presupuesto para construir algo en breve tiempo; y el anhelo tan grande de poder consagrar a Dios su vida llevando adelante esta obra, hace que decida alquilar algunas casitas al lado de dicho Templo.
 Y por fin parte a seguir el llamado que el mismo Cristo le hace; su corazón, tan acostumbrado al vaivén de las emociones, parece no resistir tanta alegría.
 
Una vez instaladas, la Madre Benita con sus primeras compañeras, se reparten las tareas: quien cocina, quien da catequesis, quien hace alguna labor para el ingreso de algún fondo que permita la subsistencia, etc.
Una de las tareas que llevan a cabo es la de mantener y dar vida a la Iglesia del Carmen que está al lado de su casa. Comienzan por la limpieza, el arreglo y el adorno del templo, sobre todo para los domingos y fiestas. Al ver el empeño que ponen las Hermanas, los pobladores comienzan a acercarse, es así como surgen grupos parroquiales, se rezan novenas, mes de María, nace un coro para el realce de las distintas celebraciones, etc., etc. Y el mismo Dios les devuelve tantas atenciones enviándoles varias personas que se ofrecen para ayudarlas en el plano económico.
 
Sin embargo, frente a este comienzo tan próspero, Dios permite que las hermanas pasen por un momento de gran dolor. Y es que en la noche entre el 9 y el 10 de abril de 1872, ladrones entraron en la Capilla del Carmen y se llevaron varios objetos, entre ellos el copón con las Hostias Consagradas. Es de imaginarse el grandísimo dolor de las hermanas, principalmente en la Madre Benita; se han llevado al Señor y Dueño de la casa, al Esposo amado por quién ha luchado y emprendido toda clase de trabajos. El Obispo decide, como medida preventiva, que se suspendiera la reserva del Santísimo Sacramento en esa Iglesia.

Benita no se queda en vanos lamentos. Se ocupa y pone manos a la obra en lograr que el Señor vuelva a estar entre ellas; organiza grandes actos de desagravios, extrema las medidas de seguridad en el Templo, etc., y da comienzo a lo que será la obra por excelencia de esos primeros tiempos: la adoración nocturna. Las religiosas, como fieles soldados, montan guardia frente al Sagrario –aunque por esos días vacío– esperando al Rey y Capitán que pronto volverá a ellas. Y cuando vuelva, ¡qué alegría, qué emoción tan grande!, vuelve el Señor, vuelve el Amor de los amores que fue ultrajado por las manos de los profanadores. Con su presencia todo retorna a la normalidad, y la vida continúa con su derrotero de amor al Señor Sacramentado, manifestando ese amor en obras de caridad.
 
La oración, la contemplación del misterio Eucarístico, es lo que lleva a la Madre Benita a no detenerse en su afán de caridad, pues desea manifestar a Jesús el amor ardiente que tiene por Él. Por esto no mide esfuerzos, trabajos ni cansancio; sólo le interesa dar gloria a Aquel que todo nos da, y que nos ama inmensamente. Por esto avanza, sin pausa y sin prisa. El número de las huérfanas asistidas crece, y se comienza a construir la “Casa de Jesús” en el terreno que tenían donado para la fundación.

Dios bendice la obra con fecundidad de vocaciones. En 1875 las aspirantes suman un total de 21, y cuentan con dos casas donde se da atención a varias huérfanas. Por esto la Madre decide formalizar su vida religiosa solicitando permiso del Obispo para dar lugar a la toma del hábito religioso. El Obispo da el permiso y ordena que se realice la elección de autoridades, de acuerdo a las constituciones, ya que hasta el momento la Congregación estaba regida por la fundadora. La votación se realizó el 30 de octubre y, como se preveía, salió elegida la Madre Benita. La fecha de toma de hábito y de comienzo oficial del Instituto se fijó para el día 21 de noviembre.
Las hermanas se prepararon con un retiro espiritual, pues querían llegar bien dispuestas a ese día tan deseado.
 
 La ceremonia de vestición se realizó de la manera más reservada posible, asistieron los familiares y personas más cercanas, dado que en esos tiempos se vivían días de agitación contra la Iglesia, y meses atrás una manifestación anticlerical había incendiado el Colegio del Salvador, cercano a la Casa de las Hermanas. Pese a todo, nada podía empañar la alegría, el gozo incontenible de ese día, ya que esa ceremonia marcaba el tiempo exacto, un año, en el que se debían preparar como novias amantes del Señor Sacramentado, para unírsele enteramente por medio de la ceremonia de profesión religiosa.
 
En la próxima entrega del día 26 de este mes, acompañaremos a la Madre Benita en la ceremonia de profesión religiosa, y consideraremos los primeros años de vida de su Congregación.