Santidad Argentina (XXIX)

Posted by: Corim

Vble María Crescencia Pérez 13 (14)

Beata María Crescencia Pérez. Decimoquinta parte.

Continuamos considerando los testimonios de las personas que tuvieron la dicha de presenciar la santa muerte de Sor Crescencia; vamos a retomar el testimonio de la Madre Superiora, Sor Ludovica Bonoris.
“El padre capellán que la asistía y la ayudaba a bien morir, tuvo que interrumpir las oraciones por las emociones y las lágrimas que no pudo contener, lo mismo que las Hermanas que allí estábamos acompañando las oraciones del sacerdote. La enferma se recostó un rato y siguió rezando tranquila.”
“Un poco más tarde vio al Sagrado Corazón de Jesús y oyó que le hablaba, e hizo que las Hermanas, que estaban rezando, se callasen para oír mejor al Sagrado Corazón de Jesús que le decía que rezara esta jaculatoria: ¡CORAZÓN DE JESÚS, POR LOS SUFRIMIENTOS DE TU DIVINO CORAZÓN, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS!

“Quisimos desviarla de esta jaculatoria rezando otras oraciones que se suelen hacer a los moribundos; pero ella insistía diciendo que veía al Sagrado Corazón de Jesús que quería que rezara la jaculatoria que Él le había enseñado. Decía que veía al Sagrado Corazón con la Cruz y al Corona de Espinas, recomendó que hiciéramos saber a la Madre Provincial lo que había visto y pidió que rezáramos por ella y que ella lo haría por nosotros.”
“Después de estas palabras, entró en agonía, que fue muy corta, expirando a los cinco minutos, dejándonos a todos edificados y con deseos de que un día nuestra muerte sea semejante a la de ella.”

Para completar el testimonio de la Madre Superiora, vamos a escuchar a otra testigo de esta muerte santa, la señora Defina Ortiz, quien en el proceso de Beatificación declaró lo siguiente:
“La Hermana Crescencia tuvo una agonía no demasiado larga. Cuando terminó su agonía dijo: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”
“Se la veía feliz, y nos llamó la atención la alegría con que afrontaba el momento de su muerte. Sin duda, experimentaba algo muy grande. Murió sonriéndose. Murió mirando algo especial: miraba hacia donde estaba Santa Teresita, como que conversaba con ella, como que reía con ella.”

Para despedirnos por hoy, vamos a transcribir parte de una carta que escribió Sor Crescencia a su familia el 30 de diciembre de 1925:
“Mi querida mamá y hermanitos... no se figuran cuánto los recordé ante el pesebre pidiendo al Divino Niño los colme de sus gracias y los conserve por muchos años, y sobretodo que nos alcance a todos una santa muerte para tener la dicha de vernos todos en el Cielo, que esto es lo que más anhelo y deseo porque si esto alcanzamos todo lo tenemos ganado.”