Los paganos adoran a Dios ¿Y nosotros? (I)

Por Un Monje Benedictino

Adoración de los Magos 02 (04)
Adoración de los Magos

En la festividad de la Epifanía la Iglesia alaba al Señor porque, al revelar al Salvador a los tres magos paganos, manifestó que la salvación se dirige a todos los pueblos, y lo expresa así en la liturgia: iluminaste a todos los pueblos revelándoles el misterio de nuestra salvación en Cristo (Prefacio). Este misterio ya había sido profetizado por Isaías cuando dice en la primera lectura: Se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti. Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas del Señor.

Por su parte, San Pablo en la segunda lectura contempla extasiado el misterio de amor infinito de Cristo Salvador que se extiende a los paganos, y a todos los hombres sin excepción, y dice en la segunda lectura:
Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en Cristo Jesús, por medio del Evangelio.

Es realmente sorprendente el hecho de que estos tres sabios siendo paganos que no tenían la luz de la Palabra de Dios ni de los profetas ni las numerosas intervenciones de Dios en su historia, como Israel, tengan la seguridad de que acababa de nacer el rey y salvador de los judíos tan solo guiados por el sencillo signo de una estrella y que sólo pregunten el lugar concreto de su nacimiento:
«¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo». Mientras que el pueblo elegido, guiado de mil maneras por el mismo Dios, estando presente ante sus ojos, no adorara al Salvador ni lo reconociera, como lo demuestran en el Evangelio los sumos sacerdotes y escribas cuando Herodes les pregunta dónde nacerá ese rey, y éstos apoyándose en el profeta Miqueas le responden: En Belén de Judea, porque así está escrito por el Profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel”.

¿Por qué sólo reconocen y adoran al Salvador estos paganos guiados por un medio tan sencillo, y no lo adora el pueblo de Israel que abundaba en medios de revelación? La pregunta es fundamental, porque lo mismo nos sucede muchas veces a nosotros: ¿por qué teniendo la Palabra de Dios, los Sacramentos, la Iglesia, la acción del Espíritu Santo no reconocemos a Cristo como Salvador y le adoramos de rodillas con el corazón y con la vida?, ¿por qué muchas veces una persona ignorante, o pecadora, sumamente humilde, o de otra religión, sin los medios que tenemos en la Iglesia, adora y sirve a Dios apenas se le anuncia que Cristo es su Salvador, como estos tres personajes?

Título original: Adoran a Dios los paganos, no los católicos