Santa Teresa, Maestra de la vida espiritual

Posted by: Nycticorax

Santa Teresa de Jesús 02 (02)

Teresa de Cepeda y Ahumada nació el 28 de mayo de 1515. De pequeña soñaba con la vida de los mártires y quiso imitarlos, huyendo con su hermano Rodrigo para ir a morir a la “tierra de los moros”. Fracasado el primer intento, años después, tras la muerte de su madre y pese a la oposición del padre, volvió a huir de su casa para ingresar en el convento de las carmelitas.
Hacía un año que había profesado cuando contrajo una enfermedad misteriosa que ya le había aquejado antes. En ese período leyó un libro muy difundido entonces, el
Tercer abecedario espiritual del franciscano Francisco de Osuna, que volvió a encender en su pecho el deseo de la santidad. Después de tres años de parálisis parcial comenzó a recuperar la salud hasta la completa curación, que ella atribuyó a una intervención milagrosa de San José.

Luego de haber dejado un poco de lado la tensión hacia la santidad, en 1554, cuando contaba 39 años, leyendo las
Confesiones de San Agustín, comprendió cuanto tiempo había perdido en asuntos banales. Y un encuentro con Jesús, quien se le mostró en su imagen de padecimiento, actuó como tiro de gracia. Teresa decidió cambiar de vida y comenzó para ella un período extraordinario de luz que el Señor le comunicaba a través de visiones e iluminaciones. Su unión con Dios era ininterrumpida, tanto en la oración como en el trabajo.

En 1562 el sueño de un convento pequeño y con la regla primitiva de la orden, se hizo realidad: se inauguraba en Ávila el pequeño monasterio de San José y las cuatro primeras novicias recibían el hábito. Al año siguiente Teresa obtuvo la aprobación de la Santa Sede y se trasladó al convento de San José.
Tras un encuentro con Teresa, el General de los carmelitas autorizó en 1567 a realizar otras fundaciones femeninas y a iniciar la reforma de los monasterios masculinos con la ayuda del que sería San Juan de la Cruz. Luego de continuos viajes por toda España y hasta fuera del territorio español para implantar el espíritu de los descalzos, moría en Alba de Tormes el 15 de octubre de 1582.

Esta eximia Doctora de la Iglesia y Maestra de Espiritualidad ha escrito muchísimo y son numerosísimas las obras, poesías y cartas. En uno de sus escritos más famosos y tal vez el más conocido dice acerca de las almas en pecado mortal: “
están… todos hechos una oscuridad, y así son sus obras. Porque así como de una fuente muy clara lo son todos los arroyicos que salen de ella, como es un alma que está en gracia, que de aquí le viene ser sus obras tan agradables a los ojos de Dios y de los hombres (porque proceden de esta fuente de vida, adonde el alma esta como un árbol plantado en ella; que la frescura y fruto no tuviera, si no le procediere de allí, que esto le sustenta y hace no secarse, y que dé buen fruto); así el alma que por su culpa se aparta de esta fuente, y se planta en otra de muy negrísima agua y de muy mal olor, todo lo que corre de ella es la misma desventura y suciedad”.
“Es de considerar aquí, que la fuente y aquel sol resplandeciente que está en el centro del alma, no pierde su resplandor y hermosura, que siempre está dentro de ella y cosa no puede quitar su hermosura. Mas si sobre un cristal que está al sol se pusiese un paño muy negro, claro está que, aunque el sol dé en él, no hará su claridad operación en el cristal”.

Santa Teresa de Jesús, Castillo interior, Moradas primeras, Cap. II


Con estas figuras tan corrientes muestra admirablemente la Santa cómo es el estado del alma en gracia y en pecado mortal, y por consiguiente cómo son las obras que de estas fuentes surgen.

En otro artículo de próxima aparición hablaremos más detenidamente sobre este don de la Gracia.

Quiera Dios Nuestro Creador que el ejemplo y la intercesión de Santa Teresa de Jesús, a quien honra toda la Iglesia santa el día de hoy, nos haga a todos más conscientes del don gratuito que hemos recibido, y que nos empleemos con todas nuestras fuerzas y con las armas que Dios nos da, a cultivar, guardar y acrecentar la Gracia obtenida por los sufrimientos, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.