Debemos agradecer la Comunión

Posted by: Nycticorax

Corazón Eucarístico de Jesús 01 (01)

Y si me preguntas en que podrás mejor ocupar el tiempo que se sigue a la Comunión, digo que en alabanzas y ejercicios de amor de Dios.
Porque, como dice San Bernardo, aquí son los abrazos, aquí los besos de paz más dulces que todos los panales de miel y aquí, finalmente, es la dulce unión del alma con el Esposo celestial. Por tanto, aquí principalmente tiene lugar el ejercicio de aquellas santas aspiraciones, que no son otra cosa que actos de caridad y deseos entrañables de aquel sumo bien, cuales eran los del Profeta cuando decía:
Diligam te, Domine, fortitudo mea, etc (Que yo te ame, Señor, mi fortaleza). Y cuando decía: Sicut cervus desiderat ad fontes aquarum, ita desiderat anima mea ad te, Deus, etc (Como el ciervo desea las fuentes de agua, así te desea mi alma a Ti, mi Dios)

Aquí también conviene dar gracias al Señor por todos sus beneficios, y destacadamente por éste, en el cual se nos da el mismo dador y Señor de todos los bienes.
Y porque mejor entiendas la obligación que a esto tienes, acuérdate de aquel mandamiento que mandó Dios a Moisés cuando, después de haber enviado el maná a los hijos de Israel, le dijo que tomase un vaso de oro y lo llenase de maná y lo pusiese dentro del arca del testamento, y que estuviese allí guardado perpetuamente, para que supiesen todas las generaciones advenideras con qué linaje de manjar había Él sustentado a sus padres cuarenta años en el desierto.
Pues dime ahora: ¿qué comparación hay entre aquel maná, que era manjar corruptible, y este Santísimo Sacramento, que es manjar de vida perdurable? Pues si tal agradecimiento y memoria pedía Dios por aquel manjar corruptible, ¿qué pedirá por éste, que es manjar de vida, y de vida eterna? No se puede esto explicar con ningún género de palabras.

En el mismo día que comulgó, también debe tener el hombre sobre sí la guarda que pide una tan solemne hospedería como es haber recibido dentro de sí a Dios.
Y si el profeta David decía que tenía reverenciado al lugar en que habían estado los pies de Dios, razón sería que este día tenga el hombre una manera de reverencia a sus pechos, en los cuales recibió al mismo Dios. Mas esta reverencia se ha de enderezar a que por aquel día no entre en ellos cosa que no sea de Dios, en cuanto nos sea posible. Y en este mismo día señaladamente conviene tapar la boca del horno, porque no se salga fuera el calor de la devoción que el fuego del amor de Dios hubiera dejado en él, pues sabemos cuán delicado es el espíritu de la devoción, el cual ligeramente se va y no vuelve sino con mucha dificultad.

De esta manera, este santo sacramento nos será causa de andar todos estos días recogidos, así antes como después de la comunión. Por donde así como el sol alumbra y esclarece el mundo no sólo cuando sale, sino también una hora antes que salga y otra después de puesto, así el Sol de justicia, que en este sacramento se encierra, no sólo esclarecerá nuestras almas cuando le recibiéramos, sino también antes y después de haberle recibido: lo uno con la esperanza del recibimiento y lo otro con la memora del beneficio recibido.

Fuente: Fray Luis de Granada O.P., Obra Selecta