Santidad Argentina (XXXII)

Posted by: Corim

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Mons. Orzali

Monseñor Américo Orzali, el Buen pastor de Cuyo. Primera parte.

Vamos a comenzar a recorrer hoy la vida de Monseñor Américo José Orzali, llamado también “el Buen Pastor de Cuyo”, ya que gastó los últimos años de su vida en beneficio de las almas de los feligreses de la Diócesis que el Buen Dios le encargó pastorear en San Juan de Cuyo. Y de feliz coincidencia es el hecho de comenzar a considerar la vida de este siervo de Dios, que tanto amor profesó a la Iglesia y al Romano Pontífice, justo en estos tiempos tan especiales que toca transitar a la Barca de Pedro. Por lo tanto, al iniciar esta serie, encomendamos a la intercesión de Monseñor Orzali: el futuro de la Santa Iglesia, a su Santidad Benedicto XVI, al próximo cónclave, y al futuro Pontífice.

Pero ahora comencemos con el relato: Nos ubicaremos primeramente en un pueblito de la región de la Toscana, en la provincia de Lucca, en Italia. Allí, a mediados del siglo XIX, contraen matrimonio una humilde y cristianísima pareja de novios; ellos son Tobías Orzali y Teresa Nicoletti. De esta unión nacieron dos hijos: María Laura y Juan Ignacio, que pronto quiso Dios llevárselos consigo para gozar de su santísima presencia. Algunos años mas tarde, Don Tobías, quizás abrumado por el dolor de la muerte de sus hijitos, decide emigrar, como tantos otros en aquella época. Es así que el 9 de septiembre de 1862 el matrimonio Orzali arriba al muelle de Buenos Aires, cargados de sueños, esperanzas y armados con una fe a toda prueba, puesta en el Buen Dios que nunca abandona a quienes confían en Él.

En la calle Libertad, en el número 132, en el centro de Buenos Aires, se fija el primer domicilio de la familia Orzali. Allí Dios los bendice con la llegada del primer hijo en estas tierras: Américo José Orzali, quién nació el 13 de marzo de 1863, y dos días más tarde fue bautizado en la iglesia de San Nicolás de Bari, el mismo lugar donde años después, en 1910 fue bautizado San Héctor Valdivieso Sáez. Dicha iglesia ya no se encuentra en el lugar original, puesto que fue demolida para dar paso a la construcción del famoso obelisco de Buenos Aires.

Luego del nacimiento de nuestro biografiado, siguieron dos nacimientos más de la prole de los Orzali, uno voló al cielo cuando tenía un año y medio de edad, a encontrarse con sus hermanitos que ya gozaban de la visión Divina.
En 1872, a los nueve años fue confirmado por monseñor Federico Aneiros. Y por esa misma época la familia cambia de domicilio y se instala a media cuadra del colegio que dirigen las Hermanas del Huerto en la esquina de las calles Independencia y Rincón, el mismo Colegio donde varios años después, en 1919, una humildísima religiosa, la Beata Sor María Crescencia Pérez, es destinada por la santa obediencia a formar parte de la comunidad religiosa de ese Colegio.

Para concluir esta entrega vamos a transcribir una frase dicha por Monseñor Orzali:
“Tendré siempre presente que Dios me llamó al sacerdocio para ser su representante en la tierra. Le rendiré, por tanto, el culto debido y procuraré conducir al cielo las almas redimidas por Él con su Preciosísima Sangre”.