Santidad Argentina (XXXIII)

Posted by: Corim

Mons. Orzali 02 (02)
Mons. Orzali, Obispo de Cuyo, en San Luis, año 1915

Monseñor Américo Orzali. El Buen pastor de Cuyo. Segunda parte.

En la entrega anterior hemos comenzado a recorrer la vida y los aspectos más destacados de este virtuoso obispo de la Santa Iglesia que se encuentra en proceso de beatificación, y quiera Dios que pronto lo podamos venerar en los altares.

En este capítulo vemos ya al Matrimonio Orzali instalado en su nuevo domicilio cercano al Colegio de las Hermanas del Huerto, en las calles independencia y Rincón. Allí las hermanas se ven necesitadas de niños que presten ayuda en el altar cumpliendo la honorable tarea de monaguillos, es así que don Tobías, padre de nuestro biografiado, no dudó en enseñarle él personalmente a sus hijos esta noble tarea; y allí lo vemos cada día ocupando el primer banco de la Iglesia para observar cómo se desempeñaban sus hijos en el altar y corregir lo que fuera necesario. Preciosa tarea que asumió el arquitecto Orzali: hacer que sus hijos sirvan al altar donde se inmola el Cordero que a todos nos dio vida nueva; colabora en esta tarea Doña Teresa, su esposa, despertando diariamente a su hijo Américo a las cinco y media de la mañana para que cumpliera con su oficio.

Es en este Colegio donde el hijo de Tobías Orzali se va a encontrar con dos personas que fueron claves en su vida y que al ver sus ejemplos de vidas consagradas totalmente al servicio de Dios y de su Iglesia, sembraron en el alma infantil del niño Orzali la insipiente semilla de la vocación al sacerdocio; fueron estas personas:
- El padre Domingo Trunccano, capellán de las religiosas, de origen Italiano, de Turín, ex alumno del santo sacerdote que fue el apóstol por excelencia de la juventud: Don Bosco; el pequeño Américo y el Padre Domingo se hicieron grandes amigos, se ayudaban mutuamente, el niño lo asistía en la Santa Misa y le corregía, a pedido del mismo sacerdote, lo errores gramaticales en que incurría en las homilías el Padre Trunccano, y éste le daba a su pequeño monaguillo clases gratuitas de latín;
- La Reverenda Hermana Pastora Perandelli, superiora del Colegio, de quien Monseñor Orzali diría muchos años después, al recodarla: fue
“el ángel que Dios puso en mi camino para que guiara mis pasos en los albores de mi vocación sacerdotal”.

Vamos a citar una anécdota que parece ser reveladora en la vida del futuro Obispo de Cuyo: la buena Madre Pastora pregunta un día a Ameriquito (que así lo llamaban), -
¿te gustaría ser sacerdote?. Cuentan que el niño miró fijamente con sus grandes ojos celestes el rostro de la amada religiosa, luego los bajó al suelo haciendo un garabato con la punta de los zapatos y levantado luego la cabeza miró a Sor Pastora y con el rostro lleno de gozo respondió: ¡Sí, Madre!. La buena religiosa le dijo entonces: Bueno, piénsalo bien. Porque es una cosa muy seria y es preciso meditar mucho este tema.

La semilla va germinando silenciosamente en el alma del pequeño Ameriquito Orzali, esa misma semilla que años más tarde dará muchísimos frutos de todas clases de obras en bien de innumerables almas.

Concluiremos hoy con dos pequeñas frases que Américo Orzali, ya obispo, dijera muy frecuentemente:
“Si no cuidamos del Tabernáculo ¿donde está nuestra Fe?”. “Yo mido el espíritu sacerdotal de mis clérigos por el cuidado que tienen del altar del Santísimo y del Tabernáculo”